La quimioterapia es el arma principal incluso en tumores avanzados

Ramón de las Peñas, coordinador de la Sección de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), aclara creencias sobre los efectos del tratamiento sobre la duración de la vida de los pacientes

El cáncer se lleva por delante la vida de más de ocho millones de personas cada año. Los caballeros negros de esta epidemia son los tumores en el pulmón, hígado, estómago, colon y mama y, geográficamente, la enfermedad es más letal en el hemisferio sur: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 70% de todas las muertes por cáncer registradas en 2012 se produjeron en África, Asia, América Central y Sudamérica.

El cáncer comienza con la transformación de una sola célula, que puede tener su origen en agentes externos y en factores genéticos heredados. En muchos de los cánceres, la primera opción para los oncólogos es recomendar a sus pacientes un tratamiento de quimioterapia, es decir, la administración (normalmente por vía endovenosa) de unos fármacos llamados citostáticos, cuya función es atacar a las células que están en fase de crecimiento y división haciendo crecer el tumor. El problema es que los medicamentos no se aplican de manera localizada, así que estos guerreros podrían embestir contra células normales del organismo que en ese momento están dividiéndose, como son las células de los folículos pilosos, células de las mucosas o células de la sangre, lo que origina importantes efectos secundarios.

Entre estos daños colaterales, se encuentran los más conocidos como náuseas o pérdida del cabello, pero también la esterilidad o determinados fallos tardíos en algunos órganos. Por ser un tipo de tratamiento tan agresivo, “la quimioterapia no está recomendada cuando un cáncer ha demostrado ser resistente a ella, ni cuando el paciente tiene una reserva funcional baja. En este caso, la administración de quimioterapia podría ser contraproducente y tan mal tolerada que el paciente no podría superar los efectos secundarios del tratamiento”, cuenta a N+1 Ramón de las Peñas, coordinador de la Sección de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón (España).

Por otro lado, según la OMS, la mayoría de los cánceres se diagnostican cuando ya están en etapas avanzadas e incurables. Y en estos casos, un cóctel de información y desinformaciones han puesto en el ojo del debate la conveniencia de la terapia para estos casos: mientras que algunas voces afirman que la quimioterapia, cuando no cura, acorta la vida, de las Peñas afirma que, incluso cuando la enfermedad está avanzada, y siempre que los pacientes tengan un adecuado estado funcional “se plantea quimioterapia en casi todos los casos, excepto en aquellos en los que actualmente está indicada la inmunoterapia u otras estrategias en primera línea. El porcentaje de eficacia de la quimioterapia en cáncer avanzado depende de múltiples factores, pero en general supera el 20%, aunque hay tumores muy quimiosensibles, con una eficacia superior al 80%”.

En cuanto a si el tratamiento empeora el poco tiempo de vida del que dispone el paciente, o la acorta, el experto lo niega: “Si la quimioterapia produce complicaciones severas y mortales por toxicidad, se deben considerar siempre como una toxicidad inesperada. Algo distinto es que su administración pueda, sobre todo en pacientes jóvenes, provocar algunos efectos tardíos que tenga impacto en su calidad de vida al sobrevivir al cáncer, pero en ningún caso se produce un impacto sobre la duración de la vida de los pacientes”.

La quimioterapia, afirma, sigue siendo el arma principal incluso contra el cáncer avanzado, y cuenta que para aproximadamente una tercera parte de los pacientes con cáncer avanzado existen alternativas nuevas que están demostrando una eficacia, como es la inmunoterapia y otros tratamientos basados en el hallazgo de mutaciones activadoras que permiten el uso de fármacos dirigidos específicamente contra ellas, pero por ahora, “muchos de los pacientes tratados con quimioterapia están en fase avanzada e incurable. El objetivo es, en la mayoría de los casos, conseguir un control de la enfermedad que permita mejorar la calidad de vida y, en algunos casos, cronificar la enfermedad, con el impacto que tiene eso en la supervivencia”.

¿Efectos secundarios permanentes?

Otra idea que desmiente este doctor es que los efectos de la quimioterapia sean incurables: “Dependen sobre todo del tipo de fármaco y la dosis en la que se administra. Generalmente son poco frecuentes y el equipo oncológico pone los medios preventivos para que no ocurran, y si aparecen, que sean leves. En prácticamente todos los casos, los efectos secundarios de la quimio son reversibles”.

Sostiene que hoy en día suficientes medios para prevenir los efectos secundarios de la quimio “salvo para la caída de pelo, que es inevitable en muchos casos, pero reversible siempre”. Para el doctor, un buen conocimiento de los fármacos que se van a administrar y de los tratamientos de soporte para el manejo de la toxicidad permite a casi todos los pacientes poder hacer una vida normal cuando recibe quimioterapia: “Se recomienda a los pacientes hacer una vida sana y alimentarse de forma variada evitando el perder peso durante el tratamiento, hidratarse bien y seguir las recomendaciones del equipo de cuidados de su centro”, concluye el médico.

Beatriz de Vera
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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